Gris franela, elefante, paloma, industrial o cadete. Nos gusta en todos sus matices y facetas.
Durante mucho tiempo, la "arquitectura gris" se asoció sobre todo a los edificios de la Alemania Occidental de la posguerra o al Brutalismo de los años 50 a 70, pero en los últimos años el color gris —o más exactamente, el estímulo cromático— ha vuelto a cobrar importancia. El hormigón, en particular, goza de gran popularidad y hoy en día es sinónimo de ligereza y transparencia junto al querido y odiado "béton brut", gracias a los refuerzos textiles y de fibra de vidrio.
Definido como más claro que el negro y más oscuro que el blanco, forma parte de la tendencia arquitectónica actual con todos sus matices intermedios y su elegancia atemporal, tanto en interiores como en exteriores. En forma de elemento empotrado, interruptor o color de la pared, los tonos grises ofrecen una superficie que no pocas veces se convierte en un lienzo de creatividad para jugar con materiales y colores.
La clave de la comodidad y el confort en la vivienda reside en la combinación de superficies y texturas. Las superficies extremadamente mates acentúan el efecto gris, que se extiende con mayor naturalidad en combinación con la madera de color miel o la madera nudosa. Además, los detalles no suponen problema alguno, porque también hay soluciones adecuadas para ellos. Ya sea en contraste o en monocromía, Gira ha desarrollado gamas de interruptores y líneas de diseño que sobresalen conscientemente del fondo o se integran armoniosamente en la paleta de color existente.
Para los defensores del diseño monocromático, el Gira E2 original está ahora también disponible en un elegante gris mate, además de en negro, blanco o aluminio. Además del interruptor, el Gira System 55 complementa el E2 con otras 200 funciones con un diseño uniforme. Purista y reducido, el diseño monocromático ejerce un efecto tranquilizador tanto para el observador como para el planificador. Algunos lo llaman el capricho del arquitecto, otros lo llaman monotonía. Una cosa es cierta: la monocromía tranquiliza. Y ese, al fin y al cabo, es un sentimiento que, como el gris, vuelve a cobrar importancia en el mundo actual, saturado de estímulos.
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